Dedos para el piano
Gran
parte de mi formación en la carrera de Terapia Ocupacional ha centrado su foco
en diversas áreas, pero nunca antes había tenido un acercamiento relacionado a la utilización de tecnologías. Esto es una novedad para mí. La tecnología
asistiva es un concepto que se concretiza y nos entrega la opción de facilitar
la vida de las personas en situación de discapacidad, constituye un facilitador
en la ejecución de distintas actividades, además de simplificar las relaciones
que mantenga con su entorno tanto físico como social. La creación de estas
herramientas comprende un trabajo prolijo y complejo, pero su funcionalidad lo
vale. Si bien, existen tecnologías de alto costo económico, me gusto mucho
saber que por unos pocos pesos es posible construirlas también.
En
esta oportunidad, la sesión consistía en realizar con distintos materiales una
tecnología asistiva: un Mouse de computador con una adaptación. En un comienzo
me vi muy ofuscada porque el trabajo manual y la tecnología no son precisamente
mi área de expertiz, especialmente el que implique mucha motricidad fina.
Probablemente si fuera un poco mas entendida en el tema se me hubiese hecho más
fácil seguir las instrucciones del trabajo, pero al ni siquiera conocer los
nombres de los implementos que iba a utilizar, todo se dificultaba. Comencé a
hacerlo sin ninguna expectativa porque, para ser sincera, no me tenía mucha fe
en el asunto. Me he dado cuenta que cuando no genero muchas expectativas
respecto a algo, en ocasiones la acción se me da con tanta soltura y relajo que
todo me resulta más fácil, la acción fluye. Las expectativas pueden, además de
derrumbar una ilusión, un ideal, generar una presión inmensa en quien va a
realizar alguna acción. Por lo mismo, yo no sentí esa presión en ningún momento
y a pesar de ver que mis compañeros más entendidos o con más facilidad para el
asunto avanzaban con rapidez, yo continué mi trabajo con calma, sin apuros,
siendo prolija. Me esforcé por hacer lo mejor posible cada parte del proceso.
Finalmente,
la evaluación, todo el proceso realizado, se determinaría en la prueba del
trabajo final. Había que conectar el Mouse adaptado a un computador y comprobar,
por una parte, si el Mouse que fue intervenido funcionaba y por otra, si el
switch construido por mi también. Llegue
a la prueba del funcionamiento de mi trabajo sin mayor ilusión ni expectativas,
por todo lo que mencione en el párrafo anterior. Sin siquiera poner atención a
la prueba, derrepente la ayudante del ramo me dice que si funciona y mi sensación
fue impresionante. Una satisfacción, un refuerzo, un impulso para creer en este
tipo de actividades y para, por sobre todo, dejar de pensar que no tengo dedos
para el piano!! Siempre hay que tratar,
probar, arriesgarse y con entusiasmo. A veces las cosas salen, otras no, lógicamente.
Pero ese día me di cuenta que prefiero fallar unas cuantas pero si vivir todas
las experiencias, a no participar en ellas. Además, ese mismo día quedo
demostrado que nada esta determinado, que nadie es bueno ni tampoco malo para
algo. Todos los momentos, las circunstancias, contextos, olores, objetos, personas,
tiempos hacen que cada experiencia sea singular y cada una de las experiencias
tiene un final distinto y en ocasiones, impensado.