martes, 14 de mayo de 2013



Dedos para el piano

Gran parte de mi formación en la carrera de Terapia Ocupacional ha centrado su foco en diversas áreas, pero nunca antes había tenido un acercamiento relacionado a la utilización de tecnologías. Esto es una novedad para mí. La tecnología asistiva es un concepto que se concretiza y nos entrega la opción de facilitar la vida de las personas en situación de discapacidad, constituye un facilitador en la ejecución de distintas actividades, además de simplificar las relaciones que mantenga con su entorno tanto físico como social. La creación de estas herramientas comprende un trabajo prolijo y complejo, pero su funcionalidad lo vale. Si bien, existen tecnologías de alto costo económico, me gusto mucho saber que por unos pocos pesos es posible construirlas también.
En esta oportunidad, la sesión consistía en realizar con distintos materiales una tecnología asistiva: un Mouse de computador con una adaptación. En un comienzo me vi muy ofuscada porque el trabajo manual y la tecnología no son precisamente mi área de expertiz, especialmente el que implique mucha motricidad fina. Probablemente si fuera un poco mas entendida en el tema se me hubiese hecho más fácil seguir las instrucciones del trabajo, pero al ni siquiera conocer los nombres de los implementos que iba a utilizar, todo se dificultaba. Comencé a hacerlo sin ninguna expectativa porque, para ser sincera, no me tenía mucha fe en el asunto. Me he dado cuenta que cuando no genero muchas expectativas respecto a algo, en ocasiones la acción se me da con tanta soltura y relajo que todo me resulta más fácil, la acción fluye. Las expectativas pueden, además de derrumbar una ilusión, un ideal, generar una presión inmensa en quien va a realizar alguna acción. Por lo mismo, yo no sentí esa presión en ningún momento y a pesar de ver que mis compañeros más entendidos o con más facilidad para el asunto avanzaban con rapidez, yo continué mi trabajo con calma, sin apuros, siendo prolija. Me esforcé por hacer lo mejor posible cada parte del proceso.
Finalmente, la evaluación, todo el proceso realizado, se determinaría en la prueba del trabajo final. Había que conectar el Mouse adaptado a un computador y comprobar, por una parte, si el Mouse que fue intervenido funcionaba y por otra, si el switch construido por mi también.  Llegue a la prueba del funcionamiento de mi trabajo sin mayor ilusión ni expectativas, por todo lo que mencione en el párrafo anterior. Sin siquiera poner atención a la prueba, derrepente la ayudante del ramo me dice que si funciona y mi sensación fue impresionante. Una satisfacción, un refuerzo, un impulso para creer en este tipo de actividades y para, por sobre todo, dejar de pensar que no tengo dedos para el piano!!  Siempre hay que tratar, probar, arriesgarse y con entusiasmo. A veces las cosas salen, otras no, lógicamente. Pero ese día me di cuenta que prefiero fallar unas cuantas pero si vivir todas las experiencias, a no participar en ellas. Además, ese mismo día quedo demostrado que nada esta determinado, que nadie es bueno ni tampoco malo para algo. Todos los momentos, las circunstancias, contextos, olores, objetos, personas, tiempos hacen que cada experiencia sea singular y cada una de las experiencias tiene un final distinto y en ocasiones, impensado. 

martes, 7 de mayo de 2013



Natural

La última sesión estuvo marcada por lo natural. A través de la naturalidad del cuerpo, de las sensaciones, de todo el entorno que nos rodea y la naturaleza. Sin que éste fuera el concepto destinado a trabajar en la clase, ni algo conversado previamente. No existió una predisposición ni una estructura. Coincidentemente, y de manera fluida y espontánea, todos concluimos en que el concepto trabajado fue “lo natural”. Todos apuntamos a la misma idea y sentido.
Se distinguieron en la sesión además,  dos grandes momentos.
El primero de ellos tuvo relación principalmente con la ejecución de la expresión corporal, el movimiento y control de la respiración. Se generaron instancias en que logré percibirme de manera individual, tomé conciencia de mi situación corporal: mi postura, las tensiones musculares, mi elongación. Fue una de esas pausas necesarias para escuchar al cuerpo y atinar y hacer algo al respecto.
En el mismo trabajo de movimiento, hubo instancias para compartir con mis compañeros. Tocarnos, sentirnos mediante actividades más lúdicas pero también mediante otras que involucraban una coordinación y conexión mas profunda. Rozar las caderas, espaldas, hombros, manos, sentir la corporalidad y temperatura de otro. Percibir texturas y olores. La relación con el otro se vuelve sincera y concreta. Se produce un ambiente cálido y real, que fortalece la confianza y establece un vínculo entre unos y otros. Al final de este tipo de momentos en los que nos relajamos y disfrutamos, siempre quedo con una rica sensación de cercanía, los lazos se estrechan entre mis compañeros y yo, siento que los conozco un poco más.

La segunda parte de la sesión tuvo cuatro momentos encargados a distintos grupos. Un grupo hizo una presentación con maquillaje en las manos vinculada a la naturaleza, otro a través de la corporalidad, telas y pañuelos de colores expresaron el concepto de timidez y el tercer grupo actuó un cuento. Con mi grupo, les regalamos la reflexión y relajación final al resto de mis compañeros. La relajación de mi grupo la realizamos en base a un concepto:“entregar” y en este caso, quisimos regalarles, entregarles a todos nuestros compañeros un momento de tranquilidad y encuentro con ellos mismos. Decidimos utilizar diversos instrumentos que nos ayudaran a componer una melodía simple pero exquisita y tranquila para generar un ambiente de calma. Usamos maracas, papeles que crujían, un triángulo, botellas plásticas vacías que sonaban como una zampoña, entre otros más. Ideamos la forma en que éstos sonaran armónicamente. Cada uno de nuestros compañeros se recostó en el suelo con los ojos cerrados y escucharon por diez minutos nuestros sonidos. Lo gratificante fue que al final de la relajación, nuestros compañeros expresaron la idea de haberse sentido, tranquilos, relajados, en un espacio natural, algo que se asemejaba a un bosque. Las botellas se convirtieron en viento, el movimiento del papel en hojas y así…Algunos recordaron momentos especiales de su vida, otros se trasladaron a lugares. Saber que el objetivo se cumplió a cabalidad y que el ambiente formado fue tan agradable para el resto que a algunos los tranquilizó y a otros incluso los conmovió es maravilloso, y que finalmente todos lo agradecieron como lo que era: un regalo. 


lunes, 22 de abril de 2013





REENCUENTRO

Mi experiencia en la sesión de creatividad pasada la defino así: como un reencuentro. Después de varios años me reencuentro con la posibilidad de absoluta libertad, la cual tenía abandonada. Es ese tipo de libertad que solo he sentido en las sesiones de creatividad. Esa libertad que no tiene limites, prejuicios, criticas, que no permite actitudes peyorativas ni caras de extrañeza. Nada es feo, nada es lindo. Únicamente vale lo que a cada uno de los participantes de la sesión se le plazca hacer. Eso si vale. Todo es aceptado, todo es bien recibido y respetado.
En un comienzo, se me hizo difícil entrar en sintonía con lo que proponía la clase ya que lo que se nos planteó fue solamente una instrucción: en un gran papel blanco representar el barrio favorito. Yo, entre que soy bastante concreta en lo cotidiano y entre que estaba fuera de ritmo con esta onda de la creatividad y un poco desmotivada, me costó un largo tiempo atreverme a empezar mi trabajo. Tenía mi elección pero no sabía cómo hacerla, cómo resumir en un pedazo de papel un lugar tan grande (y no sólo en cuanto a porte). No estaba segura de qué materiales usar, ni de cómo poder representar un lugar tan especial como el que elegí en un espacio tan pequeño. Tan pequeño que no alcanzaba para abarcar lo lindo que es, lo que significa, lo que integra, lo que nos regala. Su historia, su gente, sus paisajes. Sentía que era imposible hacerle justicia.
Finalmente tomé un pincel con témpera y me embalé!! Sin darme cuenta, comencé a pintar, agregué infinitos colores, distintas texturas, papeles. Fue sinceramente un alivio, porque debo asumir que sentí la presión en un minuto, veía que todos avanzaban en sus trabajos y yo estaba paralizada y ver que todos estaban involucrados menos yo, me bloqueaba aun más. Ese alivio vino de la mano de un relajo exquisito, esa sensación de desconectar la mente, el cuerpo. Es estar en otra parte. No estar conciente de si estoy la ciudad o en el campo, o en Santiago, o en la universidad, o en una sala. Solo estar ahí, compartiendo, concentrada cien por ciento en esto y en ninguna otra cosa, persona, pensamiento, preocupación ni lugar. Es un descanso inmenso porque solo mis energías y mi atención estaban puestas en eso y pucha que es rica esa sensación! Es como volver a ser una cabra chica.
Me gustó mucho haber compartido en el trabajo con compañeras que habitualmente no me relaciono. Es enriquecedor para mi poder conocer sus percepciones y experiencias del trabajo común que realizamos. Conocer a la vez, a través de sus barrios favoritos, un poco más de ellas fue muy lindo también.

A pesar de que aún pienso que nadie podría haber identificado un barrio tan típico como lo es el Yungay a través de mi dibujo y mi interpretación, quedo conforme porque por lo menos, pude graficar todo lo que este significa para mi. Aunque sigo pensando que es imposible hacerle justicia.

lunes, 15 de abril de 2013





MUA

Me presento como una persona, por sobretodo y ante todo: amante de las personas. Fan de las personas. La gente, sus singularidades, su historia son lo más alucinante para mi. Nada puede fascinarme más que pasar horas compartiendo con personas o, en su defecto, observándolas. Es por esto (y créanme que no fue fácil descubrirlo) todo mi interés y motivación por el hacer se vincula a este propósito.
Fue mucho tiempo el que pensé que seguía sin encontrar mi identidad, mis pasiones, pues en mi entorno veía como algunos vivían por la música, por el deporte y yo no encontraba éso que me llenara. Después de infinitas conversaciones con mis cercanos fuimos develando en conjunto el gran misterio: mi mayor motivación es conocer y compartir con personas. Debo aclarar, que, si no me conociera y leo esto, pensaría que trato de martirizarme o posicionarme en una especie de símil al padre Hurtado o sor Teresa de Calcuta y no es mi afán, en lo absoluto.
Todo esto determina finalmente desde la cotidianeidad hasta las elecciones más importantes, mi manera de posicionarme frente al mundo y de relacionarme con los demás.

Puedo distinguir tres aspectos presentes en mi, que se relacionan directamente a mi fanatismo por la gente. Pienso en primer lugar, en la palabra empat
ía, y reitero, sin afán de martirizarme, es la empatía en primer lugar, a lo que atribuyo que en todas las personas se desarrolle sensibilidad y comprensión frente a una x situación ajena, sea esta positiva o negativa. En mi caso particular, me gustaría ser capaz de separar las sensaciones. Confundo a veces la empatía, no logro delimitar hasta que punto el posicionarme en el lugar de otro para observar una determinada situación desde su perspectiva no se mezcle con dolor o sufrimiento por la misma. Repercute de manera negativa porque en ocasiones me bloquea para poder actuar de manera optima, poder ser un real apoyo, poder separar sus sentimientos de los míos, poder situarme desde una perspectiva objetiva sin dejar de empalizar con la situación.

Creo que cada persona se presenta frente a otras por algo. Me niego a creer en las coincidencias y por eso, cada persona que pasa por mi vida trato de recibirla y acogerla como una parte especial de ella. Hasta el momento, en los años de vida que tengo en el cuerpo, no me atrevería a decir que conocí a alguien porque si, o que no fue importante. De todos aprendemos. Hasta el mas hiriente me enseño que su trato no es el que me gusta recibir y que por lo mismo, no me doy cabida a ser así con nadie. Hasta de la señora que me alojo en su casa sin siquiera saber mi nombre cuando se me acabo la plata mochileando en el norte. Todas las relaciones para mi son exquisitas y por sobretodo, trato de nunca olvidar su carácter dialéctico. Desde esta base nace otra de las cosas que creo, me caracteriza. No me basta el hola y chao, me encanta conversar de verdad. Conocer lo más profundo que el otro este dispuesto a mostrarme, a compartir conmigo. Me encantan esas instancias, y me esfuerzo para que una vez generado el primer vinculo real, estos se mantengan reales y cercanos y no superficiales. A veces me doy cuenta que caigo en el clásico de conocer a muchos pero, de manera verdadera, no conocer a nadie. Y es ahí donde paro y trato de buscar la forma de calmar la ansiedad. Es esa ansiedad la que me lleva a hacer precisamente lo que expuse antes y a lo que me opongo.
Como último aspecto, reconozco en mi el respeto ante todo y todos, el cual me permite valorizar cada cosa, lugar y persona  que conozco.
Si llegara el día en que pierda todo esto que cuento, prefiero no seguir aquí!!

martes, 9 de abril de 2013



Utopías

Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la utopía ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía.


            - Mario Benedetti -








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