martes, 7 de mayo de 2013



Natural

La última sesión estuvo marcada por lo natural. A través de la naturalidad del cuerpo, de las sensaciones, de todo el entorno que nos rodea y la naturaleza. Sin que éste fuera el concepto destinado a trabajar en la clase, ni algo conversado previamente. No existió una predisposición ni una estructura. Coincidentemente, y de manera fluida y espontánea, todos concluimos en que el concepto trabajado fue “lo natural”. Todos apuntamos a la misma idea y sentido.
Se distinguieron en la sesión además,  dos grandes momentos.
El primero de ellos tuvo relación principalmente con la ejecución de la expresión corporal, el movimiento y control de la respiración. Se generaron instancias en que logré percibirme de manera individual, tomé conciencia de mi situación corporal: mi postura, las tensiones musculares, mi elongación. Fue una de esas pausas necesarias para escuchar al cuerpo y atinar y hacer algo al respecto.
En el mismo trabajo de movimiento, hubo instancias para compartir con mis compañeros. Tocarnos, sentirnos mediante actividades más lúdicas pero también mediante otras que involucraban una coordinación y conexión mas profunda. Rozar las caderas, espaldas, hombros, manos, sentir la corporalidad y temperatura de otro. Percibir texturas y olores. La relación con el otro se vuelve sincera y concreta. Se produce un ambiente cálido y real, que fortalece la confianza y establece un vínculo entre unos y otros. Al final de este tipo de momentos en los que nos relajamos y disfrutamos, siempre quedo con una rica sensación de cercanía, los lazos se estrechan entre mis compañeros y yo, siento que los conozco un poco más.

La segunda parte de la sesión tuvo cuatro momentos encargados a distintos grupos. Un grupo hizo una presentación con maquillaje en las manos vinculada a la naturaleza, otro a través de la corporalidad, telas y pañuelos de colores expresaron el concepto de timidez y el tercer grupo actuó un cuento. Con mi grupo, les regalamos la reflexión y relajación final al resto de mis compañeros. La relajación de mi grupo la realizamos en base a un concepto:“entregar” y en este caso, quisimos regalarles, entregarles a todos nuestros compañeros un momento de tranquilidad y encuentro con ellos mismos. Decidimos utilizar diversos instrumentos que nos ayudaran a componer una melodía simple pero exquisita y tranquila para generar un ambiente de calma. Usamos maracas, papeles que crujían, un triángulo, botellas plásticas vacías que sonaban como una zampoña, entre otros más. Ideamos la forma en que éstos sonaran armónicamente. Cada uno de nuestros compañeros se recostó en el suelo con los ojos cerrados y escucharon por diez minutos nuestros sonidos. Lo gratificante fue que al final de la relajación, nuestros compañeros expresaron la idea de haberse sentido, tranquilos, relajados, en un espacio natural, algo que se asemejaba a un bosque. Las botellas se convirtieron en viento, el movimiento del papel en hojas y así…Algunos recordaron momentos especiales de su vida, otros se trasladaron a lugares. Saber que el objetivo se cumplió a cabalidad y que el ambiente formado fue tan agradable para el resto que a algunos los tranquilizó y a otros incluso los conmovió es maravilloso, y que finalmente todos lo agradecieron como lo que era: un regalo. 


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