REENCUENTRO
Mi
experiencia en la sesión de creatividad pasada la defino así: como un
reencuentro. Después de varios años me reencuentro con la posibilidad de
absoluta libertad, la cual tenía abandonada. Es ese tipo de libertad que solo
he sentido en las sesiones de creatividad. Esa libertad que no tiene limites,
prejuicios, criticas, que no permite actitudes peyorativas ni caras de
extrañeza. Nada es feo, nada es lindo. Únicamente vale lo que a cada uno de los
participantes de la sesión se le plazca hacer. Eso si vale. Todo es aceptado,
todo es bien recibido y respetado.
En
un comienzo, se me hizo difícil entrar en sintonía con lo que proponía la clase
ya que lo que se nos planteó fue solamente una instrucción: en un gran papel
blanco representar el barrio favorito. Yo, entre que soy bastante concreta en
lo cotidiano y entre que estaba fuera de ritmo con esta onda de la creatividad
y un poco desmotivada, me costó un largo tiempo atreverme a empezar mi trabajo.
Tenía mi elección pero no sabía cómo hacerla, cómo resumir en un pedazo de
papel un lugar tan grande (y no sólo en cuanto a porte). No estaba segura de
qué materiales usar, ni de cómo poder representar un lugar tan especial como el
que elegí en un espacio tan pequeño. Tan pequeño que no alcanzaba para abarcar
lo lindo que es, lo que significa, lo que integra, lo que nos regala. Su
historia, su gente, sus paisajes. Sentía que era imposible hacerle justicia.
Finalmente
tomé un pincel con témpera y me embalé!! Sin darme cuenta, comencé a pintar,
agregué infinitos colores, distintas texturas, papeles. Fue sinceramente un
alivio, porque debo asumir que sentí la presión en un minuto, veía que todos
avanzaban en sus trabajos y yo estaba paralizada y ver que todos estaban
involucrados menos yo, me bloqueaba aun más. Ese alivio vino de la mano de un
relajo exquisito, esa sensación de desconectar la mente, el cuerpo. Es estar en
otra parte. No estar conciente de si estoy la ciudad o en el campo, o en
Santiago, o en la universidad, o en una sala. Solo estar ahí, compartiendo,
concentrada cien por ciento en esto y en ninguna otra cosa, persona,
pensamiento, preocupación ni lugar. Es un descanso inmenso porque solo mis
energías y mi atención estaban puestas en eso y pucha que es rica esa
sensación! Es como volver a ser una cabra chica.
Me
gustó mucho haber compartido en el trabajo con compañeras que habitualmente no
me relaciono. Es enriquecedor para mi poder conocer sus percepciones y
experiencias del trabajo común que realizamos. Conocer a la vez, a través de
sus barrios favoritos, un poco más de ellas fue muy lindo también.
A
pesar de que aún pienso que nadie podría haber identificado un barrio tan típico
como lo es el Yungay a través de mi dibujo y mi interpretación, quedo conforme
porque por lo menos, pude graficar todo lo que este significa para mi. Aunque
sigo pensando que es imposible hacerle justicia.